Francia vive en estos días una gran actividad agrícola, ya que están en plena campaña de vendimia. Todos esos enormes campos de uvas se convertirán dentro de poco en excelentes vinos que podremos comprar en el supermercado. Pero desde hace varios años, los que vendimian son españoles, no inmigrantes como en España.
Las condiciones en Francia son mucho mejores que España: sueldos más altos (entre 1200€ y 1900€ por 25 días de trabajo efectivo), contratos en lo que se dictan las horas de trabajo, unas instalaciones para que puedan alojarse los trabajadores... Por ello, muchos compatriotas nuestros deciden marchan cada año un mes o dos a nuestro vecino del norte para sacar un dinero. Y este año, debido a la crisis, la cifra de emigrantes ha crecido un 30%.
Cada vez son más los españoles que ven que en nuestro país no hay un futuro agradable, y deciden marcharse en busca de nuevas oportunidades al extranjero. En cierta manera está bien, ya que adquieren experiencia laboral, aprenden un idioma y cultura nuevos, etc... Pero cada vez se está produciendo una auténtica fuga de cerebros: ingenieros que se marchan a Alemania, enfermeras a Inglaterra...
¿Las razones? Como en Francia: mejores salarios, mejor valoración profesional (algo que no tenemos en cuenta es el enorme servicio que realizan algunos profesionales), etc... Es decir, el Estado está pagando las carreras de miles de jóvenes que más tarde se irán a trabajar al extranjero porque en nuestro país no hay futuro.
No podemos continuar así. Tenemos que mejorar la situación del empleo, invertir más en I+D+I, para que todos esos jóvenes enormemente preparados vean atractivo quedarse a trabajar en España.
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