Con este título quiero referirme a un espectáculo que tuvo lugar ayer, y en el que participaron una gran cantidad de países: Eurovisión, un circo. ¿Por qué? Porque no se trata más que de un pobre espectáculo en el que cuenta todo menos el talento musical y la puesta en escena. Un festival anual en el que los países europeos quieren dar una muestra de "el buen rollo" que se vive en en continente con este tipo de espectáculos en los que importa mucho más la política.
Eurovisión hace años que dejó de ser un mero concurso en el que se medían el talento musical del grupo elegido por la población de un país, para convertirse en una de las mayores estafas del mundo político. Es un mero instrumento en el que tienen más importancia las relaciones internacionales entre los países europeos que cualquier elemento relacionado con la música. Algo que cada año queda más patente, pero que seguimos apoyando incondicionalmente. ¿Cómo ha quedado España este año? ¿Penúltima? No me sorprende.
Con esto no quiero decir que España debería haber ganado Eurovisión, ni sobre que parece que el resto de Europa nos tiene manía, ni nada de esas tonterías. Deberíamos tomar ejemplo de Portugal, que se ha negado a participar por los problemas económicos. Porque claro, el que gana tiene que gastarse al año siguiente millones y millones en organizar el espectáculo. ¿Y quien tiene en estos momentos ese dinero? El sur de Europa seguro que no. Una muestra más del predominio de Europa del Norte sobre el reto.
A mi personalmente me resultan curiosas las votaciones. Ahí es donde se muestra un poco la verdadera cara de Eurovisión: cada país vota a quien le interesa votar. Y por supuesto, las razones son político-económicas. Italia nos vota, nosotros votamos a Italia (pero eso sí, nuca a Francia), a Andorra, etc... A los 4 "amigos" de siempre.
Lo mejor que podríamos hacer sería aprender de Portugal, así nos ahorraríamos la vergüenza y la enorme suma de dinero que nos cuesta a todos participar en ese circo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario